Chicos Buenos de Mala Vida

We'll eat your heart and then we'll eat your brain

Mes: agosto, 2010

7. Yo Nunca

–¿Cuándo era que llegaban tus papás?
–La próxima semana–dije mientras Fernando sacaba una botella de pisco de una puerta de su cocina.
–Ok. Eso me da tiempo. Tengo que preparar un informe para tu madre con los recientes trabajos que he hecho para los clientes que me dejó.
–Ay, así cualquiera es decorador. -criticó Darío cortando los limones sobre una tabla de madera.
–¿Por qué no vas a ver si la gente en la sala necesita algo, Darío?–sugerí tratando de evitar la réplica de Fernando.
–¿Y estar con esas pasivas que has invitado? Ay, no querida. Paso.

Aprovechando que era una de las últimas noches que pasaba solo en la casa familiar, Fernando y Darío organizaron una reunión en el departamento de Fernando. Todo con el propósito de que me lleve a alguien a casa sin tener que limpiar las botellas vacías y los vasos rotos clásicos de cualquier reunión alcoholística.
Fernando había invitado a Francisco, Pedro y Benjamín, sus tres jóvenes candidatos para mi eventual revolcón. Él ya los había probado -como siempre- y me aseguró que los chicos sentados en la sala minimalista de su departamento sabían hacer sus cositas. Todos eran, para mi conveniencia, pasivos o modernos-pasivos muy dóciles si se les sabía tratar. Ante la revelación de la opción de los chicos, la protesta de Debora no se hizo esperar.

–¿Dónde están los hombres, querida? ¡Yo quiero hombres! HOM-BRES.
–¿Tú no invitaste a nadie?–le pregunté.
–Sí, pero no le dije a ningún punto mío. No quiero que me los robes.
–¿A quién le dijiste?–preguntó Fernando sacando el hielo de la refrigeradora.
–A Diego.
–¡¿Al cucufato ése?! ¡Ay, qué bruta que eres!–dijo Fernando disfrutando cada palabra.
–¡Es que es el único amigo que le podía gustar a Antoine!
–Queremos que Antoine se lo tire, cojuda. Diego sólo piensa en vestirse de blanco para su boda y Antoine NO quiere una relación.
–Este…. chicas, sigo aquí.–dije tratando de llamar su atención.

Diego era un chico simpático y medio inocentón. Darío lo conoció como siempre conocía a sus «amiguitos»: en un sitio de internet. El mimo día que Diego abrió su perfil y sin haber puesto foto, Darío lo contactó. Según Darío, poner foto era para pasivas y, en palabras suyas, sólo los hombres de verdad, caletas y activos quieren pasar con perfil bajo en ese tipo de páginas. En la misma semana se conocieron pero no hicieron nada. Rápidamente Darío se dio cuenta que era un chico medio cucufatón y que era mejor tenerlo como amigo. Después descubrió que Diego recién se había aceptado y que recién estaba saliendo a conocer lo que el mundo gay le tenía por ofrecer. A sus 22 años estaba entrando en este mundillo buscando ilusionadamente lo que todos buscamos de una manera u otra: un príncipe azul.

–A su edad yo ya me había tirado a medio Lima–dijo Fernando orgulloso mientras mezclaba los tragos.
–Tienes razón, Diego es todo un caso–confirmó Darío antes de tomar un plato con papitas y llevarlo a la sala.

Francisco, Pedro y Benjamín estaban conversando de una nueva serie que pasaba en el cable cuando Darío puso el plato en la mesa. Nosotros lo seguimos llevando los vasos de Chilcanos.

De los tres chicos, yo ya conocía a Benjamín. Salimos por insistencia de mis amigos un par de veces años atrás cuando él aún estaba en el colegio. Yo no quería nada con él pero ahora, al verme solo y sin «acción» por tanto tiempo mis amigos me lo pusieron para pasar el rato. Pedro y Francisco eran un par de chicos bastante bonitos pero un tanto huecos para mi gusto. Como decían mis amigos, era cosa de una noche.

Después de conversar un rato y escuchar un poco de música, los comentarios clásicos de mis amigos no se hicieron esperar.

–¿Y qué fue de tu salida con Adrián?–preguntó mi malvado hermanastro.
–No pasó nada. No hicimos nada–dije un tanto desilusionado.
–¡Ay qué aburrida! Ese tipo estaba más bueno… Te falta sexo, querida–dijo Darío muy a su estilo antes de comer una papa frita.
–Quién diría que tú estás comiendo papa… –contra ataqué.
–Ay mamacita, no seas cochina. ¡No hagas esas insinuaciones ante una señorita como yo! -dijo llevándose la mano al pecho, como exagerando una indignación.
–Como ustedes pueden ven, Darío es todo un personaje –comentó Fernando al ver las sonrisas de los chicos.

Tragos, risas y coqueteos con los ojos iban y venían. Al ver la situación, Darío propuso un plan que terminaría en una cosa inesperada para mi.

–Tengo una idea, chicas. ¿ Y si jugamos «Yo Nunca»?

Paris, 5 avril 2010

Mon Antoine,

Sé que hace mucho que no recibes una carta mía pero también sé que novedades y noticias mías y de tu padre no te faltan porque hablamos mínimo una vez cada semana por Skype. Sé que te encuentras bien y que todo está bien por Lima también. O al menos eso me han dicho mis informantes.

Aquí en París la cosa ya se está poniendo mejor. Como tú ya sabes, en abril aquí ya comienza a salir algo de sol. Muchas veces salgo con tu papá a caminar y a tomar una copa en una de las terrazas de la capital.  Tratamos de evitar los lugares con demasiados turistas pero es casi imposible.

La situación con tu padre está mejor. Ambos ponemos de nuestra parte para sacar las cosas a flote. No te preocupes. Todo va bien.

¿Cómo están tus amigos? Por lo que me cuentan por emails, están todos bien. Darío siempre sigue siendo un personaje. Es igual a su madre… te lo digo yo que la conozco hace años. Cuchi siempre fue una mujer muy excétrica y especial pero muy amorosa y preocupada por las personas que quiere. I guess the apple does not fall far from the tree, mon chéri.

Sé que no te comunicas mucho con ella por razones que tú tendrás pero tu hermana está bien. Su nuevo matrimonio le va de maravilla. No la juzgues hijo, son hermanos y ella también merece ser feliz. Desgraciadamene sus métodos no son tradiciones así como los tuyos.

Me estoy poniendo un poquito sentimental. Te dejo mi amor con una super noticas que te alegrará el día tanto que ordenarás la casa. Llegamos el primer miércoles de mayo y nos quedamos para pasar tu cumpleaños. Este viaje también le servirá a tu papá para relajarse del trabajo de aquí y para ver sus negocios de Lima. Tú ya sabes que a tu padre no le gusta que alguien administre sus propiedades.

¿Te llevamos algo?

Je te fais plein de bisous,

Mamá