1 . ¡¿Tres?!

Mis amigos decidieron ir a un sitio que yo aún no frecuento ni pienso hacerlo -por el momento- : el Sauna.

Uno puede pensar que este deseo de sudar puede ser totalmente comprensible y hasta sano para un grupo de jóvenes homosexuales siempre preocupados por mantener una piel sana y limpia. Obviamente, aquí no estamos hablando de un establecimiento donde uno va para relajarse y exfoliar las impurezas del cuerpo por medio del sudor. Aquí, según me han contado, uno suda, termina y se relaja. Oh yes, generalmente en ese orden. Obviamente ustedes no son tontos -eso espero- y ya captaron que les estoy hablando de un sauna gay. Sí, sí, uno de esos lugares donde uno paga su entrada y puede servirse lo que guste dentro ya que todos se encuentran en la misma situación que uno: calatos y arrechos.

Por más interesante que puedan sonar los lugares que frecuentan mis juntas, esta entrada no es para hacer una lista de los lugares de encuentro gay de la capital peruana. Este post es para contarles los talentos de uno de mis amigos. Su verdadero nombre es Darío pero lo llamaré Deborah. En realidad, él fue el único que se auto proclamó Deborah durante una de nuestras reuniones donde nos bautizábamos mutuamente con nombres de mujeres. ¡Ay, no me digan que nunca lo han hecho ustedes!
Mi querido amigo Darío, perdón, Deborah, nos confesó durante el clásico juego «YO NUNCA» que había tratado – con éxito- la doble penetración.

Me veo obligado a mencionar con una sonrisa en los labios que mi querido amigo Darío pasó de ser exclusivamente activo a una pasiva compulsiva en cuestión de meses. Según mi teoría, lo hizo para asumir al 100% su deseo de encontrar su príncipe azul con camioneta del año y casa de playa en Asia. Su ilusión de convertirse en la madrastra de los hijos de su inexistente galán cuarentón lo llevaron a enamorarse de una imagen masculinamente protectora, bien dotada y… activa. En fin, no estoy aquí para hablarles de su vida sentimental -al menos no en esta entrada- sino de sus proezas corporales.

Según nos confesó, en uno de sus tantos encuentros con una persona de su mismo sexo, se le propuso a Darío una doble penetración con el miembro de su acompañante de turno y un juguetillo de látex comúnmente llamado dildo traído por su amante furtivo. A Darío le gusta que vengan como los BoysScouts,  siempre listos y preparados para todo. Esta práctica que para muchos puede parecer dolorosa, a Darío le pareció súper excitante y ante el asombro y casi asco de los que fuimos testigo de la confesión, él respondió: «no me critiquen por vivir una vida sexual plena«.

Hace un par de fines de semana, nuestra pasi-diva, durante una acalorada y vaporosa sesión de más de 4 horas en el sauna, superó su récord e insertó (sin ayuda química, aparentemente) tres miembros en su conducto posterior superando así su récord anterior.

El jueves pasado, Deborah tenía una entrevista personal en una clínica de Lima. Me imagino que enseñará su curriculum y, como quien no quiere la cosa, fingirá un dolor que lo obligará a pedir un examen prostático exhaustivo de emergencia y, al no estar satisfecho del diagnóstico, pedirá la opinion de todo el cuerpo médico de turno.

Aún no me cuentan si realmente lo hizo lo que TODOS pensamos que hizo pero a penar lo averigüe, se los comentaré.

¿Y ustedes tienen alguna habilidad como la de mi pata Darío?